Camino a los #Oscars2020: ¿las mejores películas pasan el Test de Bechdel?
Por Florencia Schulman
En una tira cómica publicada en el año 1985 por Alison Bechdel, dos mujeres ingresan al cine: una de ellas comenta que únicamente asiste a películas en las que dos personajes femeninos con nombre propio conversan entre sí y en las que el diálogo no gira alrededor de la figura masculina.
Como vemos, el Test de Bechdel surge en realidad –y a modo humorístico- no como un parámetro simple para evaluar cuál y de qué manera es la aparición de la figura femenina en la industria cinematográfica, sino para destacar y evidenciar la preponderancia del rol masculino en el dinamismo de una historia. Si bien resulta algo irónico concebir que este test sea una prueba compleja debido a lo poco que exige, es lo suficientemente difícil como para afirmar que entre el 2000 y el 2016, el 45% de las 108 películas nominadas a Mejor Película en los Premios Óscar no pudieron superarlo.
Con el propósito de acercar una mirada sobre la distribución de roles y problemáticas alrededor del género y colaborar de alguna manera en la deconstrucción del androcentrismo en el mundo artístico, nos proponemos –otro año más- evaluar los films nominados a los premios Oscar en la categoría Mejor Película por el 2020.
A continuación se presenta un cuadro que contiene las películas nominadas y las categorías de análisis del Test de Bechdel. Agregamos, además, la condición de que la conversación tenga una duración de al menos 1 minuto:
Para realizar una lectura generalizada y no centrarnos específicamente en la trama de cada película nominada, podemos observar que aquellas que tienen solamente protagonistas masculinos – The Joker, El Irlandés, Ford v. Ferrari, 1917– no pasan el test. Inversamente, las películas que tienen a mujeres como personajes principales – Mujercitas-, logran pasarlo. A su vez, cuando los personajes principales se alternan entre mujeres y varones – Historia de un Matrimonio– las películas también pasan el test.
La pregunta que surge con respecto a esta lectura es: ¿qué rol cumplen las mujeres en las películas en las que no son protagonistas? ¿Estos personajes femeninos tienen la suficiente tracción como para llevar adelante la trama del film sin ser las principales? ¿Funcionan meramente como acompañantes de un relato –Érase una vez en Hollywood–? ¿Como acompañantes de un varón –Ford v. Ferrari–?
Por otra parte, es importante destacar que las historias que se cuentan en algunos films inevitablemente excluyen a las mujeres o las relegan a menos que un segundo plano. Las películas de guerra –1917– son un claro ejemplo. Las historias de mafiosos –El Irlandés– también. Sin embargo, lo que podemos preguntarnos en estos casos es ¿por qué aún hoy se eligen contar las mismas historias con los mismos protagonistas? ¿Por qué la Academia sigue destacando estas películas por sobre otras? ¿No hubo mujeres con participaciones relevantes en las guerras? ¿No existen las mujeres mafiosas? ¿No hay películas merecedoras de la estatuilla que apuesten a nuevos relatos?
Como hemos dicho, el test no funciona como un cálculo matemático que permite ver qué nivel de feminismo detenta la película, sino como la posibilidad de insertar signos de pregunta y exclamación, un modo de resaltar que existen diferentes formas de contar historias y que las decisiones no son arbitrarias: que el rol de la mujer debe dejar de ser el mismo que cuentan las películas hace años, que las mujeres no somos solamente amantes, esposas o madres.
Si bien centramos el análisis en las mujeres, resulta importantísimo nombrar a personas con otras características que también son invisibilizadas y que cuando aparecen en la gran pantalla generalmente están estigmatizadas. Hablamos de las personas con discapacidades, gordas, homosexuales, bisexuales, pobres, de todos los géneros e identidades que viven en este mundo. El test abre una ventana para observar de forma crítica algunas cuestiones que pueden ser trasladadas a nuevas categorías de análisis, teniendo en cuenta a las identidades que todavía se encuentran desplazadas del centro de los relatos o que solo cumplenroles estereotipados, como por ejemplo “la gorda” que no es querida por un hombre (ya que el relato es generalmente heterosexual) debido a su imagen corporal o ciertos sectores sociales de bajos recursos asociados a la delincuencia o al narcotráfico.
El aporte del test, como ya se dijo, no dará resultados específicos ni descubrimientos asombrosos. El asunto radica en la desnaturalización de las narrativas convencionales que, sin duda, produjeron sentidos a lo largo de los siglos. La realización del test de Bechdel sobre estas películas trae debates y nuevas preguntas, pero no siempre conclusiones ni respuestas. Aún así, las discusiones sobre las decisiones narrativas contribuyen en la disputa por modificar la distribución de roles en las representaciones cinematográficas .