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La responsabilidad institucional es crucial para garantizar condiciones mínimas en el hábitat laboral. El trato digno no puede depender de que las personas tengan que esconderse o “camuflarse”, generando nuevos clósets en los espacios de trabajo.
El primer fin de semana de noviembre se celebra en Argentina la Marcha del Orgullo en la Ciudad de Buenos Aires. Esta marcha, que se articula con las decenas de marchas locales que se realizan en otras ciudades y municipios, es un espacio de reclamo y reivindicación política, que busca visibilizar la lucha por una vida digna y los derechos de la comunidad LGBTI+. Desde 1992, ha sido un motor clave para la conquista de derechos como el matrimonio igualitario, la ley de identidad de género y el cupo laboral travesti-trans, y una tribuna para denunciar la discriminación y la violencia social e institucional que enfrenta el colectivo.
Este reclamo interpela a toda la sociedad, pero especialmente a las organizaciones laborales, desafiándolas a reflexionar sobre el peso que tienen los cánones binarios, cis y heterosexuales que dominan los espacios laborales. En Grow-género y trabajo, asumimos este desafío, analizamos y proponemos múltiples formas de abordar los obstáculos que persisten.
Lugares de trabajo habitables, ¿un sueño difícil de alcanzar?
El Primer Relevamiento Nacional sobre las condiciones de vida de la diversidad sexual y de género en Argentina (2023) revela datos alarmantes: un 38% de las feminidades trans o travestis encuestadas reportaron haber sido despedidas o rechazadas de un trabajo debido a su identidad de género; un 33% de las masculinidades trans y un 24,5% de las personas no binarias señalaron haber sido agredidas o discriminadas en el ámbito laboral.
Estos datos subrayan que, pese a normativas sólidas como la Ley de Identidad de Género (LIG) y el decreto que reconoce el DNI no binario, aún queda mucho por hacer para consolidar la inclusión laboral. El punto de partida es el trato digno, garantizado por la LIG, que reconoce el derecho a que se respete la identidad de género, el nombre y los pronombres autopercibidos. Sin embargo, esto también abarca un derecho más amplio: transitar los espacios sociales y laborales sin ser víctimas de discriminación o violencia, y sin necesidad de ocultarse para evitar estas situaciones.
La responsabilidad institucional es crucial para garantizar condiciones mínimas en el hábitat laboral. El trato digno no puede depender de que las personas tengan que esconderse o “camuflarse”, generando nuevos clósets en los espacios de trabajo.
Los pendientes y las responsabilidades
Sin lugar a dudas, el colectivo Travesti-Trans y No Binario (TTNB) es el más afectado en este contexto. La sanción del cupo laboral travesti-trans para el sector público puso en la agenda social y emocional del colectivo la necesidad de un empleo digno y la responsabilidad de los empleadores en este camino. Sin embargo, su implementación se encuentra detenida, y el sector privado no logra articular respuestas para un problema tan grande.
Desde Grow-género y trabajo acompañamos estos desafíos complejos, con escucha activa, responsabilidad y creatividad, no solo para resolver problemas, sino para abrir nuevas oportunidades en el trabajo con la diversidad. Este año lanzamos “¿Quién puso este armario en mi oficina”, un programa que aborda integralmente el desafío de generar ambientes de trabajo y políticas institucionales que contengan las experiencias de vida de la diversidad sexual.
Por especificar algunos aspectos, realizamos asistencia técnica para la creación e implementación de protocolos de transición y afirmación de género, o licencias de cuidado verdaderamente inclusivas para los tipos de familias; llevamos adelante dispositivos educativos, situaciones, lúdicos, reflexivos, conversados, a fines de permear estas agendas en toda la organización. También proponemos la realización de eventos de visibilización de la cultura e historias de vida LGBT. Esto como algunas de las múltiples respuestas que articulamos.
Este es un llamado a la acción: ¡Celebremos la diversidad!