Según un estudio de opinión, en 2008 el 19% de los hombres cumplían alguna de esas funciones en relación con las mujeres; el año pasado, esa proporción creció al 44%.
En la puerta de los colegios se observa de manera cada vez más habitual a niños y niñas de distintas edades llegar acompañados por sus padres, o encontrarlos a la salida, mientras esperan para retirarlos. Sin embargo, en las reuniones de “padres”, siguen siendo las madres las que asisten con mayor frecuencia. Algo similar sucede con las actividades extracurriculares: muchos padres asumen la tarea de acompañar a sus hijos e hijas a fútbol, inglés, danza, entre otras, y se hacen responsables de la actividad de manera estable. Pero, ¿qué pasa con las tareas menos gratificantes de la crianza, como suelen ser el acompañamiento al médico, la revisión de piojos, la actualización del calendario de vacunas, la higiene personal o la limpieza más profunda del hogar? Según estudios, las mujeres siguen siendo las que reciben la mayor carga.
De acuerdo con un reciente estudio publicado por la consultora Voices, se observa “una tendencia creciente en el involucramiento de los padres en el cuidado de sus hijos”, y detalla que “mientras que en 2008 el 19% de los padres señalaba haberse encargado de su cuidado el día anterior a la encuesta, esta proporción trepó al 44% de los padres en 2023. Es decir, se ha más que duplicado entre el 2008 y la última medición”.
A la hora de observar en qué tipo de tareas de crianza se encuentran más involucrados los padres, el informe precisa que eso ocurre en “las tareas de cuidado asociadas con el ‘afuera del hogar’, y no tanto las que tienen que ver con el ‘adentro’, son las que los padres más realizan con sus hijos. Es decir, tienen un involucramiento más activo en tareas como llevar o traer a los niños de la escuela o de actividades extracurriculares, mientras que su participación en tareas como la preparación del uniforme o de la ropa es menor y queda en manos de las mujeres”.
Asimismo, en el último informe del Uso del Tiempo de la organización Grow –género y trabajo- en 2021, se da cuenta que, en las familias que conviven con hijos siguen siendo las madres quienes continúan ocupando la mayor cantidad de horas del día en su cuidado. El informe precisa que las mujeres destinan más tiempo a la limpieza del hogar (1,6 horas v. 1, los varones), al cuidado de hijos (4,8 v. 2,3), y al acompañamiento en sus tareas escolares (1,1 v. 0,6). En total, las madres dedican a estas tareas 7,5 horas diarias, frente a 3,9, los padres.
En el estudio de Grow, además, se señala que los varones duermen más que las mujeres (6,9 horas, contra 5,6), dedican más tiempo al trabajo remunerado (7,7horas frente a 5,4), y pueden destinar más tiempo al ocio (1,7 frente a 1,2).
En las familias con hijos de hasta 12 años, se observa en particular que las mujeres dedican más de 4 horas más que los varones a las tareas domésticas y de cuidado no remuneradas. Los varones le dedican más horas al trabajo remunerado, y duermen en promedio una hora más por día.
Cuánto tiempo pasan con sus hijos
En épocas donde las horas del día parecen nunca alcanzar, ¿cómo repercute en el tiempo que los padres pasan con sus hijos? ¿De qué tareas se hacen responsables en la crianza?
Marcelo Vallejos es padre de Lucas, de 17 años, y Tomás, de 12, vive en pareja; trabaja día por medio 12 horas en una oficina de la administración pública, y el resto en un segundo empleo de manera remota. “Por la mañana, vaya o no a la oficina, me encargo de levantarlos y comparto media hora. Si trabajo, los veo a la noche para cenar y compartimos una hora más. En caso de no tener que ir a la oficina, siempre veo al más chico al llegar del colegio y me encargo de revisar mochila, preparar ropa y actividades extracurriculares y, dependiendo del caso, de la comida”. De lunes a viernes, en promedio, dice que se ocupa 4 horas por día del cuidado de sus hijos (teniendo en cuenta que hay días donde solo puede estar presente 2, y otros unas 6).
Uso del tiempo
“Nos dividimos las tareas con mi pareja de la manera más equitativa posible y de acuerdo con la disponibilidad que tengamos, siempre sujetos a las horas de trabajo. Por el momento nos turnamos para llevarlos y buscarlos por el colegio, para acompañarlos en actividades extracurriculares (fútbol, scout, inglés), y para cocinar”, detalla. En relación a las rutinas que sí tienen distribuidas de manera fija, cuenta que se encarga de “los turnos médicos, hacer tareas escolares, limpieza de ropa, compra de libros y pedidos de materiales (los que suelen solicitar en el colegio), mientras que la madre queda encargada de compra de ropa, limpieza del hogar y compra de regalos”.
“Trato de ocuparme también de las tareas domésticas mientras los chicos están en el colegio, aunque todavía no registro la limpieza del baño, por poner un ejemplo. Sí puedo decir que cocino, pongo el lavarropas, cuelgo la ropa, también reviso mochilas y me encargo de acompañar tareas. Pero bueno, hay cosas que todavía seguimos sin registrar los varones en líneas generales, uno tiene que ser autocrítico con eso”, agrega.
El caso de Javier Elena, que es padre de una niña de un año y medio, los cuidados y las horas a cargo de la crianza también son “bastante repartidos”. Es docente de un colegio secundario, convive con su pareja, y actualmente se encuentra con mayor disponibilidad horaria que la madre, que permanece fuera del hogar la mayor parte del día. “Entre las tareas que me suelo ocupar, está la de hacer las compras y preparar la comida. A la noche, por ejemplo, por ahora mi pareja se encarga de la rutina nocturna del baño y yo de dormir a nuestra hija ya que en algún momento vimos que nos resultaba más sencillo dividirnos de esta manera”, repasa.
“Sin embargo, es cierto que la mamá es quien está más al tanto de temas médicos y del calendario de vacunas. Reconozco que muchas veces me cuesta más organizarme y estar pendiente de esos temas”, advierte.
Por el momento, Javier dice que puede pasar con su hija unas 6 horas al día en promedio, en las que logra pasear con ella y ocuparse de tareas del hogar. Y espera poder seguir así de presente a medida que las responsabilidades y actividades de la crianza aumenten de acuerdo con los requerimientos de la edad.
Mandatos de masculinidad
Según Luciano Fabbri, doctor en Ciencias Sociales y coordinador del área de masculinidades de Grow-género y trabajo-, los hombres no fueron socializados para cuidar. “El cuidado está asignado al ámbito de lo femenino y la protección, al ámbito de lo masculino, con connotaciones muy distintas: La idea de protección, en general supone que esa persona se encuentra en posición de superioridad y fortaleza respecto las personas que protege. En el cuidado, eso no sucede necesariamente. El cuidar y cuidarse también supone experimentar la vulnerabilidad, algo muy vetado en el caso de la socialización masculina (donde no se permite ser débil, llorar), y eso definitivamente es un obstáculo para registrar las necesidades que nos llevan a cuidar a otros y a nosotros mismos”, puntualiza en diálogo con LA NACION.
En esta línea, Fabbri observa que uno de los obstáculos principales para el ejercicio de una paternidad presente, corresponsable y cuidadora responde a los mandatos tradicionales de masculinidad, “que ubican a los padres en el rol de autoridad y sostén del hogar, pero no de cuidado. Para promover una corresponsabilidad en los cuidados hay que cuestionar esos mandatos”.
“Si bien, los padres están más presentes en actividades recreativas entre otras áreas de cuidado, hay que identificar que las tareas asignadas siguen siendo bastante selectivas. Además, persiste la desigual distribución de la carga mental, la cual recae, en general, en las mujeres: ellas tienen que indicar a los hombres qué tareas hacer y cómo desarrollarlas”, agrega.
Sobre la carga mental, Vallejos retoma y reflexiona: “Todo lo referente a planificación, imponderables, organización, que involucra a la carga mental cotidiana, es muy desigual. Creo que es importante visibilizar que las mujeres no nacen con un don que les permite pensar en varias cosas al mismo tiempo. Yo creo que los varones también podemos y debemos hacernos cargo de esto. Nos han socializado con el mandato que nos dice no tenemos la capacidad para estructurar el tejido de las tareas de cuidado, poniéndonos en un lugar de comodidad que provoca desigualdades y limita al desarrollo de las mujeres”.
Asimismo, considera que los estereotipos de género “juegan un rol disciplinador”: “A los varones, en general, no nos permiten ser vulnerables, emocionarnos, nos sitúa en posiciones rígidas donde no aceptamos los errores, con un costo alto tanto en la manera de paternar, como en el vínculo con la pareja y con nosotros mismos”.
Elena también hace su aporte sobre los mandatos masculinos: “Los roles de género siguen estando muy presentes: lo más común sigue siendo que el varón sea el que provee la mayor parte de los ingresos y la mujer quien quede relegada a los cuidados dentro de una familia. Porque es algo que está naturalizado como tarea femenina, pero no necesariamente es así, sino que responde a un patrón cultural. Por eso, lo más probable es que si un chico se enferma, quien falte al trabajo y tenga que pedir el día es la madre y no el padre”.
“Creo que es fundamental realizar un trabajo cultural donde se nos vincule con la crianza y el cuidado desde temprana edad. Además, hay que promover políticas públicas que garanticen la posibilidad de cuidar, e incluso, obliguen a los padres a que se tengan que tomar licencias ya sea por paternidad o por cuidados en general”, argumenta.
Datos internacionales
En el informe internacional Estado de los padres en el mundo 2023 (SOWF 2023) se evidencia que miles de mujeres y hombres piden que el cuidado sea central en sus vidas, “algo que solo puede abordarse mediante una revisión fundamental de las estructuras de poder, las políticas y las estructuras sociales, como así también con las normas en torno al trabajo de cuidados remunerado y no remunerado”, especifica el documento.
En este sentido, el estudio, que forma parte de la campaña global de paternidad MenCare (https://www.campanapaternidad.org/), afirma que dichos cambios son críticos para avanzar en la igualdad de género, reconociendo el cuidado como la base que mantiene unida a la sociedad y le permite función. “En la última investigación realizada para el informe en 17 países, revela que las mujeres y los hombres de todo el mundo tienen múltiples responsabilidades de cuidado de niños, ancianos, hogares, vecinos, amigos y familias extensas. En tanto, los hombres dicen que están haciendo y quieren hacer más, pero persisten barreras para compartir equitativamente (estructurales, basadas en normas, individuales y financieras”, puntualiza.