El Padre, los padres: una mirada sobre la paternidad actual
Por Paz D´Urbano*
La concepción del Padre está cambiando, y con esto aparecen nuevas formas de ser padres. En esta nota se reflexionará acerca de las implicancias de la paternidad, invitando a quienes ejercen esta función a pensarse desde otra perspectiva.
Los padres de antes
Históricamente el Padre supo caracterizarse como el proveedor, aquel que salía del hogar a trabajar, se lo veía poco pero generaba una enorme expectativa: “ya vas a ver cuando llegue tu padre”, frase célebre que hacía temblar las rodillas de cualquiera, sabiendo que ese Padre era la figura de la ley y la disciplina. No se sabía demasiado de la persona detrás de la figura, ya que para sostener estos lugares se debía ser casi irreal, acechando desde el imaginario, generando temor, admiración y muchas veces resentimiento.
Estos Padres se vinculaban con sus hijos/as desde lugares distantes, dejando a las madres todo lo relacionado a la ternura, al afecto y a las emociones. Su aporte en la crianza estaba más ligado al pasaje de saberes, sobre todo saberes relacionados al cómo ser; cómo debían ser esos niños y niñas para convertirse en varones y mujeres, qué rituales, mandatos y normas debían acatar para ser eso que se esperaba de ellos/as. Las personas que ejercían la paternidad quedaban atrapados en esa pose de Padre, cumpliendo también con los roles y mandatos establecidos, sufriendo a veces grandes dificultades para vincularse con sus hijos/as, o mismo, para cumplir con su rol sin convertirse en tiranos. Pero en algunos momentos algo de esa pose se corría para que apareciera una persona. Estos momentos fueron quebrando esa imagen ficticia del Padre, para dar lugar al padre que además era alguien, con deseos, miedos, angustias, intereses y particularidades. En ese encuentro entre la ficción y la realidad se fue construyendo una posibilidad, que habilita hoy otras paternidades.
Desafíos y falta de referencia. Apertura de nuevos caminos
Hace un tiempo esta imagen del Padre empezó a cambiar. Los varones comenzaron a interesarse en los procesos de crianza, en el vínculo con sus hijos/as, en el impacto que su paternidad tendrá a futuro.
Pero el ejercicio de estas nuevas paternidades se encontró con algunos desafíos debido a la falta de referencias y a las representaciones sociales arraigadas fuertemente en la cultura. Porque para pensar nuevas paternidades hay que pensar nuevas masculinidades. Los varones deben permitirse conectarse con sus emociones, derribar el mito del proveedor, construir una nueva concepción de fortaleza, perder el miedo a no ser “un hombre”.
Se les dijo toda la vida como ser hombres y en contraposición como no ser, no ser como las mujeres; no ser sensibles, vulnerables, y sí ser fuertes e imponentes. La crianza, la ternura y el afecto estuvieron siempre asociados a lo femenino.
Al no tener modelos de representación deben abrir otros caminos, probar otras opciones y ser muy cuidadosos de no caer en los patrones de siempre. Aquí es importante hacer referencia a la corresponsabilidad. No hay tareas de madre y tareas de padre, la crianza debe ser compartida y de esta manera las formas deben conciliarse, sin tomar roles definidos ni asignar representantes para cada cuestión. La mejor forma de armar nuevas representaciones sociales es presentar distintas opciones a los/as niños/as, y salir de la rigidez de categorizaciones relacionadas al género.
Nuevas oportunidades
Para armar una concepción de cuidado en la que se ponga en relevancia la importancia de la vinculación afectiva y las necesidades emocionales de los/as niños/as, además de las materiales, se debe invitar a los nuevos padres a repensar su rol, la distribución de las tareas de cuidado y la participación en la crianza de manera activa. Cuando antes el rol paterno se anclaba en el de proveedor hoy se piensa en un padre cuidador; responsable de los procesos emocionales y de socialización de sus hijos/as, y partícipe necesario en la creación de modelos y roles a los que los/as niños/as puedan aspirar sin cargar con los estereotipos de varón y mujer que oprimen y subordinan. Revisar las propias costumbres es esencial, poder mirarse introspectivamente en la búsqueda de no repetir viejos patrones, dar otros lugares, y sobre todo, dar otros ejemplos. Cómo se vinculen con las mujeres, la capacidad de abrir espacios de reflexión, propuestas lúdicas distintas y el lugar que corresponda a sentimientos y vivencias particulares de cada niño/a, contribuirá seguro a construir infancias más libres, más felices y llenas de posibilidades.
Los nuevos padres se caracterizan por la presencia en vez de la ausencia. Por buscar momentos de encuentro, por dejar evidencia de la persona que son frente a los ojos de sus hijos/as. Esto es lo que marca la diferencia más significativa, y pone de manifiesto la fuerza de cambio que se se siente en la sociedad.
*Paz D´Urbano es Psicóloga diplomada en género y especialista en infancia y adolescencia. Trabajó mucho años en el ámbito educativo y hace dos años comenzó a enfocarse en crianza con perspectiva de género en clave feminista, realizando talleres, seminarios y conversatorios, a la vez que continuó formándose académicamente al respecto.