De “Love, Simon” a “HeartSttoper” (spoilers alert!)
Preguntas que nos ayudan a ver y repensar el amor adolescente
Por Georgina Sticco y Cristian Treves.
Heartstopper, la adaptación de Netflix de la novela gráfica de Alice Oseman, construye un mundo posible para dos adolescentes que exploran y descubren sus primeras relaciones sexo-afectivas. La historia narra el encuentro entre dos varones, antagónicos en apariencia, que van sintiendo emociones diversas, uno por el otro, mientras se proponen acompañarse en la aventura de atravesar la agenda de la educación secundaria: clases, deportes, artes, acoso escolar, relaciones no saludables, fiestas y bullying. Mientras el amor entre ellos florece, los personajes a su alrededor construyen diversas maneras de relacionarse, enamorarse y cuidarse.
La historia ha tenido las mejores críticas por parte del público, debido a su capacidad para hablar de una infancia libre de patrones heteronormativos y posible de ser vivida por fuera del closet oscuro y violento al que la mayoría de las personas del colectivo LGBTIQA+ se vieron sometidas históricamente.
En ese sentido, la serie viene a abrir una ventana hacia un pasado anhelado y un futuro esperanzador. Entre sus temas se encuentran: las relaciones entre dos personas del mismo género, la vivencia de personas que realizan su transición de género en plena escolaridad, personas con orientacion sexo-afectiva bisexual y pansexual, y el rol de las instituciones y de las personas que cuidad/educan.
De LOVE, SIMON a Heartstopper: cambios en la representación LGBTIQA+
Sin dudas, las plataformas de series y películas han dado giros muy importantes en las historias que cuentan y las formas en que esos proyectos se construyen. En su momento, “Love, SIMON”, vino a romper con la idea de que la sexualidad y el romanticismo en la adolescencia era exclusivo para personas blancas cis hetero y que las personas del colectivo LGBTIQA+ debian conformarse con proyectar sus propias historias en esos personajes.
Sin embargo, uno de los puntos más criticados de la película es la forma en la que se planteaba “la salida del closet”: de una manera muy espectacular, donde no se abordaba el respeto al propio tiempo que requería esa salida del closet, considerando que aún la comunidad LGBTIQA+ no cuenta de manera efectiva con los mismos derechos ni reconocimientos que las personas que no pertenecen a dicha comunidad. La película no lograba trazar un puente entre aquella generación que creció en la oscuridad total y las nuevas juventudes emergentes que cuentan, en algunos países, con reconocimientos civiles. Es decir, ni romantizar los procesos actuales , ni revictimizar a un colectivo en el que muchas de las personas que forman parte, pelean por una sociedad más inclusiva y empática.
Esa tarea de volver sinceras y reales las historias diversas de amor, la cumple a la perfección la nueva serie de Netflix. Heartstopper le habla directamente a la infancia-adolescencia, cuenta sobre sus inquietudes/problemáticas y produce modificaciones simples de implementar en cualquier entorno que se le parezca. Logra ejemplificar cómo son las relaciones entre pares: diálogos profundos, confusiones, celos, el peso de los grupos en las actitudes grupales. Todo tiene un tono cuidado y respetuoso, desde la mirada adolescente y no adultocéntrica, donde los problemas y conflictos hablan desde y para la adolescencia.
En lo que se refiere a la salida del closet, se maneja de manera muy respetada: vemos a dos jóvenes que se comunican y cuyo fin es entenderse y respetarse, cada uno en contextos sociales muy diferentes. A su vez supera la visión de un mundo androcentrista y hetero cis normativo que impone ideales sobre los cuerpos, los deseos y las expresiones de las personas.
Otro tema clave que se refleja en la serie es la influencia de los grupos de varones, en particular aquellos que representan los mandatos que ponen a prueba la masculinidad (la heterosexualidad, el uso de la violencia para reaccionar, los deportes estereotipados). Desde adentro nos muestra cómo funciona una especie de inercia que hace que, mientras no les toque de cerca, en general todos acompañan a los líderes del grupo y lo difícil que es romper con estos mandatos, dialogar con los compañeros y el costo que tiene salirse de estos espacios. Romper con determinados códigos, lleva a la persona en cuestión a una especie de aislamiento y produce distintos tipos de sometimientos entre varones para quienes no logran, desde una perspectiva interseccional, lograr tener ciertas características mayores valoradas y que generan posiciones privilegiadas. Por ejemplo: ser blanco, flaco, de clase media, etc.
En cuanto a la representación del mundo adulto, en la película del 2018, ya veíamos a padres amorosos que intentaban comprender y acompañar a las adolescencias que transitaban la escuela secundaria, con miedos, inseguridades y una orientación sexo-afectiva puesta en cuestión por la cultura, las religiones y la sociedad.
En la nueva serie, si bien apenas aparecen personas adultas, entendemos que esto se debe a una decisión discursiva en relación al punto de vista, donde lo importante es qué les pasa a les adolescentes y no cómo los adultos lidian con ello. Sin embargo, es super interesante ver cómo aquellos que decidieron mostrar acompañan, entienden y están atentos/as. En esta línea, la serie no romantiza a todos las personas adultas, dado que hace referencia a que la institución escolar no estuvo presente como tal para cuidar a les adolescentes que transitaban por situaciones de bullying. Este es un punto clave para tomar como mensaje para nosotros, les adultes, en cuanto qué posición queremos tomar: ¿seremos quienes habilitamos el cambio o nos hacemos los/as que no entendemos el tema y dejamos que sigan sucediendo reiteradas situaciones de agresiones y discriminación?
Por último, cabe resaltar el impacto positivo que tiene esta serie para todas las personas que se enmarcan en el movimiento LGBTIQA+. Para generaciones que crecieron en un entramado de relaciones violentas y llenas de hostigación, les da un abrazo inmenso a su historia, pensando nuevas formas posibles de reparar ese pasado reciente. Por otro lado, para quienes están transitando sus adolescencias es un faro de caminos que se pueden habilitar, en donde vivir el amor en una completa libertad puede dejar de ser una utopía. Hoy, lamentablemente, tenemos que seguir haciéndonos esta pregunta: ¿todas las relaciones y muestras de afecto son valoradas y respetadas de la misma manera en el espacio público? Sabemos que no y por eso es tan importante que las emergentes producciones nos ayuden a reflexionar sobre las calles, las escuelas y los ámbitos laborales, y sobre cuánto nos falta repensar nuestro propio rol en este tipo de situaciones.
Heartstopper, sin dudas, nos interroga, nos conmueve y nos invita a comprometernos con nuestras juventudes.