Con la premisa de que no es posible cambiar a las organizaciones sin la transformación de quienes las integran, Sala-G propone una experiencia formativa en las que la reflexión y el error son esenciales para el aprendizaje.
A la fecha, más de 2500 personas de 15 países de la región han participado de los cursos. Con un 83% de retención promedio, 97% de las personas afirmaron haber experimentado cambios con impacto en sus trabajos e incluso en sus vidas personales. Organizaciones como YPF, HSBC y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo han formado parte de la iniciativa.
Según explica Nuria Becú, co-directora de Sala G, el diseño del programa se inspiró a partir de una hipótesis: los métodos de capacitación tradicionales no terminan de funcionar, por lo que es necesario repensar la manera de abordar estos temas involucrando más activamente a los participantes en el proceso de aprendizaje.
“Así surgió la idea de probar que los contenidos temáticos y académicos estén dentro de una historia, que no sea obvia sino que apunte a problematizar más que a brindar respuestas y en donde la persona que participa es protagonista y tieneun rol activo en la resolución de los conflictos que se van planteando” detalla.
De esta manera, la propuesta se corre del clásico formato de capacitación por parte de expertos para centrarse en un recorrido vivencial: “En este esquema el error es fundamental: las estructuras de las formaciones están pensadas para que unx pueda equivocarse, desandar sus pasos y aprender de sus errores. Las historias se despliegan en forma progresiva, permitiendo revelar nuevos aspectos que resignifican lo aprendido” señala la especialista.
La herramienta cinematográfica y visual fue el vehículo para construir la formación. “El trabajo interdisciplinario aquí fue fundamental: el conocimiento y trabajo con guionistas, productores, equipos técnicos, diseñadores, sonidistas, etc. Para ser verosímil la experiencia debía ser filmada con calidad cinematográfica y con detalle en lo visual y estético” describe Becú.
Participar sin sentirse juzgados
La formación se propone alejarse de lo políticamente correcto para habilitar múltiples opiniones y puntos de vista. “La realidad no es dicotómica, sino más bien compleja y abarca situaciones y escenarios diversos con los que tenemos que interactuar en la cotidianidad y en nuestros ámbitos de trabajo. Por otra parte, nuestros cursos de formación están pensados para incluir también a público que no necesariamente está familiarizado con los temas y que tampoco tiene mucho interés, o incluso tiene prejuicios” apunta la co-directora y puntualiza: “Estas dos dimensiones nos llevaron a querer diseñar historias donde los aprendizajes están debajo de situaciones no obvias que abren la puerta a públicos refractarios, invitándolos a participar sin sentirse juzgados”.
Este enfoque innovador busca crear un ambiente de aprendizaje inclusivo, donde los participantes puedan explorar diversos puntos de vista. “Es en este territorio fértil donde no sentís que te están diciendo lo que tenés que pensar, que podés explorar libremente. Y allí, cuando la persona se entrega a la historia, se divierte y se vincula emocionalmente con los personajes, es donde aparece un camino de evolución personal y de incorporación de los contenidos que se realiza de acuerdo a la línea de partida de cada persona” concluye Becú.